La fuente del inusual aroma puede ser tanto una lavadora vieja como un mueble nuevo.
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Hay quien quiere que su casa tenga una fragancia fresca y ligeramente cítrica, como los pasillos de un hotel de lujo. Y alguien piensa en dar a su piso un olor individual y especial, e incluso estudia cómo hacerlo. Por desgracia, la realidad siempre interfiere en los planes grandiosos. En este caso, en forma de olores extraños que acompañan a una vida floreciente. Si usted tiene tales en su casa, en primer lugar vale la pena prestar atención a algunos lugares.
1. El cubo de la basura
El consejo parece obvio, al fin y al cabo, cualquier basura huele. Pero no se trata sólo de tirarla regularmente. El exceso de líquido y las migas pueden acumularse en el cubo, lo que puede provocar un mal olor que permanece incluso después de sacar la basura.
Para limpiar el cubo, rocíalo con lejía diluida, déjalo un par de horas y luego acláralo bien con agua y jabón.
Los expertos sugieren otro método: destinar un cubo especial para la basura especialmente sucia y maloliente y sacarla más a menudo.
2. Cama y cuencos de las mascotas
Los perros y los gatos forman parte de la familia como cualquier otro miembro. Sin embargo, es mucho más probable que las mascotas sean la fuente de los malos olores.
Cuando las mascotas mudan y hay más pelo, también aumenta la cantidad de bacterias. Para evitarlo, bañe a su mascota con regularidad y lave su ropa de cama y sus cuencos cada semana con agua y jabón (sin productos químicos agresivos). También debes pasar la aspiradora por los lugares donde se acumula más pelo. Estos son sofás y camas y el suelo debajo de ellos.
3. Cesto de la ropa sucia
No debe guardarse en el cuarto de baño, sino en el dormitorio o en un armario alejado. Cuando hay cierta humedad, las bacterias empiezan a crecer más activamente, y por eso se produce el mal olor. Cuando tengas ropa sucia pero húmeda que necesites lavar, debes hacerlo inmediatamente en lugar de tirarla a la basura.
4. Ropa de cama
Entre los enemigos más implacables de un aroma agradable en la casa está la sábana de la cama. Con el tiempo, se empapa de sudor y otras secreciones corporales naturales, y se cubre de polvo y suciedad.
Lava la ropa de cama cada semana si te duchas por las mañanas, o cada quince días si lo haces por las noches antes de acostarte.
5. Lavadora
Los electrodomésticos que están constantemente en contacto con el agua pueden desarrollar moho, y éste es el entorno perfecto para las bacterias apestosas. Cada vez que abres y cierras la puerta de la lavadora, la humedad de otro ciclo de lavado se queda dentro. Lo mismo ocurre con el contenedor de los polvos, otro de los lugares favoritos del moho.
Para evitar problemas, deja siempre la puerta de la lavadora y el depósito de detergente abiertos al menos unas horas después de cada lavado. Y si encuentras moho, mezcla vinagre blanco y bicarbonato sódico a partes iguales y limpia las zonas afectadas.
6. Lavavajillas
Al igual que la lavadora, es un lugar excelente para la acumulación de moho y olores. Sobre todo porque el lavavajillas se ocupa de los restos de comida que quedan en los platos usados.
No olvides limpiar regularmente el interior del aparato y poner en marcha el modo de secado turbo sin platos. Si las cestas del interior de la máquina empiezan a enmohecerse, sumérgelas en una solución de lejía diluida y agua tibia, déjalas durante 30 minutos y luego acláralas bien.