De la prevención a las soluciones radicales.
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A menudo hay un olor desagradable en el frigorífico porque no guardamos bien los alimentos. Por ejemplo, dejamos recipientes abiertos o nos olvidamos de un trozo de queso en un rincón durante un par de semanas. He aquí tres maneras de ayudar a librar tu frigorífico de malos olores de diversa gravedad.
Poner adsorbentes en la nevera
Esta opción está bien si el olor no es acre ni demasiado fuerte. Esto puede ocurrir si has metido salchichas en rodajas en la nevera pero no las has cubierto con film transparente o si tienes leche agria.
En primer lugar, elimina la fuente del olor. A continuación, pon un adsorbente en el estante: un sólido o líquido que pueda absorber el olor del ambiente. Estas sustancias pueden guardarse incluso en el frigorífico como medida preventiva para mantener a raya los malos olores.
Puedes utilizar lo que tengas en cualquier cocina como tales remedios:
– Sosa, sal o azúcar: vierta un poco de estos productos en un plato hondo o un recipiente, o simplemente deje un paquete abierto en el frigorífico. Cámbialo al menos una vez al mes. Los alimentos utilizados como adsorbentes no deben comerse.
– Pan de centeno: debido a la gran cantidad de pequeños poros que tiene, retiene bien los olores. Basta con poner un par de rebanadas y cambiarlas cada dos días. Por supuesto, no es necesario comerlas después.
– Periódicos o servilletas de papel: arrugue unos trozos y póngalos en la estantería. Al cabo de una semana, el olor debería desaparecer.
– Limones o naranjas: corta los cítricos en rodajas, colócalas en platos y mételas en la nevera. Es mejor cambiarlos cada dos días.
También puedes comprar adsorbentes ya preparados para la nevera.