Consejos prácticos para quienes se sienten frustrados consigo mismos.
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Cuál es el problema
En el mundo actual, el éxito es prácticamente un culto, y se aplica a casi todos los ámbitos de la vida. Es necesario ser convencionalmente bello, rico, con un buen trabajo y con una montaña de diplomas.
Parece que este tipo de gente nos rodea por todas partes: aquí están las fotos bonitas de las redes sociales, aquí los artículos de las publicaciones de moda y aquí la clasificación de Forbes de «30 menores de 30».
Evitar las comparaciones es muy difícil, y la ansiedad se va metiendo poco a poco en nuestra cabeza. Empezamos a dudar de nosotros mismos: ¡tenemos tantos defectos y tan pocos logros! Sobre todo si nos comparamos con personas de éxito, ricas, guapas y hermosas.
Cuanto más pensamos en ello, más evaluamos nuestra vida a través del prisma del éxito ajeno. Es como cambiar los cristales de las gafas. Deja de tener importancia que un actor de Hollywood haya conseguido unos abdominales perfectos con la ayuda de entrenadores caros y, tal vez, drogas: sólo interesan los abdominales en sí. Y si no tenemos los mismos cubos, ¿para qué servimos?
Cuando nos convencemos de nuestras propias carencias (que en realidad no son carencias), nos desilusionamos.
Incluso podemos llegar a pensar que no merecemos la felicidad: que la talentosa y simplemente preciosa Monica Bellucci tiene derecho a esperar amor y atención, pero no el común de los mortales. Es entonces cuando el pensamiento «no soy digno» se nos acaba metiendo en la cabeza.
Nos negamos a aceptar nuestras imperfecciones y decidimos que no merecemos nada hasta que seamos mejores que los demás. Empezamos a creer que tenemos que esforzarnos en trabajar en nosotros mismos para que algún día, tal vez, podamos acercarnos al ideal. Y sólo entonces podremos contar con amor y comprensión.
Si no te aceptas a ti mismo, sino que te limitas a evaluarte y criticarte constantemente, eso te llevará a la ansiedad, la ira y, finalmente, al burnout, es decir, al agotamiento emocional prolongado. Al principio, el sentimiento de culpa se saldrá regularmente de la escala y perseguirá un ideal inalcanzable, y entonces la rueda de la superación personal se detendrá, porque la fuerza humana no es infinita. Después de una pausa forzada viene la vergüenza – y el círculo se repite, y los nervios se aflojan.