Paso 5: Recordar experiencias negativas
A menudo intentamos aliviar la ansiedad con actividades poco saludables que no nos proporcionan alivio a largo plazo, sino que sólo nos hacen sentir peor. Algunas personas fuman o beben alcohol y luego se despiertan destrozadas y con dolor de cabeza. Algunas personas se entretienen con sus teléfonos, navegando sin parar por sus redes sociales, y acaban sintiéndose culpables por perder el tiempo.
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Escribe todas las formas destructivas de lidiar con el estrés a las que recurres y piensa con qué sustituirlas. Por ejemplo: «No voy a pasarme el día en las redes sociales porque esa actividad me cansa y me estresa aún más. En cambio, si quiero distraerme, leeré un libro ligero o veré una serie de televisión». Aquí tienes una lista de cosas que quiero leer y ver».
Paso 6: Haz una lista de personas de confianza
Puede tratarse de amigos, familiares o buenos conocidos a los que puedas recurrir si realmente quieres hablar. Es importante que confíes en estas personas y estés seguro de que no te criticarán ni te desvalorizarán.
Paso 7: Utiliza un plan
Ahora tienes una gran lista de actividades que te ayudarán a recomponerte, a entrar en razón, a recuperarte. Está dividida en varias categorías, en función de tus personalidades. Deberías imprimirla o guardarla electrónicamente para tenerla a mano. Si ocurre algo desagradable o simplemente te sientes cansado, puedes consultar tu plan y averiguar rápidamente qué hacer.
Por cierto, un plan así puede funcionar no sólo en situaciones de crisis. Acuerda contigo mismo que cada día dedicarás al menos 30 minutos a cuidarte y anótalo en tu agenda. Los psicólogos creen que este hábito te ayuda a sentirte más estable, armonioso y resistente al estrés.